Zigor Barayazarra
Kurdistán, 2019
Zigor Barayazarra vive y trabaja en Bilbao. Su trabajo combina diferentes lenguajes como los gráficos, la escultura o el vídeo a través de una experimentación plástica y visual que evidencia los procesos. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas a nivel nacional e internacional y ha recibido becas que le han llevado a realizar residencias en Paris, Rotterdam, Mongolia o Nueva York.
La foto de mi retrato se hizo durante una noche en una de las zonas recreativas y de socialización más concurridas de Solimania. El mensaje transcrito por artesanos locales repite un proverbio que se traduciría como: “No es por la barba, sino por el trabajo”. Aunque lo elegí por su carga positiva y por la tolerancia que vehicula, la idea de cualquier actividad en el espacio público en Kurdistán debe ser comunicada previamente a las autoridades de manera muy detallada. La administración es lenta para cualquier trámite. Por lo que la acción fue realizada sin pedir el permiso, lo que obligó a moverse rápido y con cierta tensión.
Mi actividad se centró en realizar una serie de grabaciones audiovisuales a partir de la observación del vello facial en los hombres kurdos. Me preguntaba si era en sí un significante sociológico, una norma cultural o si tenía motivos simplemente estéticos. Es bastante ubicuo en todo Oriente Medio. La mayoría de sus líderes políticos tienen bigotes o algún tipo de vello facial. La misma apariencia encontraba en las fotos de sus mártires.
La cultura kurda ha permanecido viva en gran parte gracias a la tradición oral más que a la escrita. La edición del material audiovisual recogido durante mi estancia en Solimania y Erbil reúne testimonios de hombres en barberías u otros espacios sociales. Hablan sobre religión y sobre cómo culturalmente el bigote y la barba sugieren la masculinidad, la experiencia, el honor, el respeto, la tradición o la sabiduría. Los hombres maldicen sus bigotes en dichos y cuentos populares, incluso los usaban como garantía de cumplir promesas o préstamos. Por contra usaban el afeitado de un oponente como castigo. El Estado Islámico impuso la barba en Mosul penalizando el afeitado y también a los barberos que lo practicaban.
Be rîş nîye, be îşe – No es por la barba, sino por el trabajo
Al ser una cultura principalmente oral, el pueblo kurdo ha dado una gran importancia a los relatos contados, a las canciones y a los proverbios. Encontré que la gente conocía muchos proverbios que se referían a la barba o al bigote de los hombres y fui anotándolos, de manera que poco a poco se fueron integrando en el proceso. Algunos de estos proverbios se caligrafiaron en unas telas que posteriormente permitieron la elaboración de unos trajes tradicionales a medida.